La Unión Europea (UE) es el principal importador de alimentos en el mundo pero México sólo aporta el 1.1 por ciento del total de las compras de la región, por lo que es enorme el potencial que tienen los productores agroalimentarios mexicanos para incrementar sus ventas en ese mercado, aseguró Klaus Rudischhauser, embajador de la delegación de la UE, entrevistado tras inaugurar un seminario sobre la normatividad europea en ese sector.
El diplomático previó que en febrero de 2020, aproximadamente un mes después de que se firme la modernización del Tratado Comercial entre la Unión Europea y México (TLCUEM), entrará en vigor la parte comercial, con la liberalización o reducción de aranceles en bienes y servicios, aún cuando la ratificación de todo el acuerdo, que incluye temas políticos, de derechos humanos, laborales y ambientales, se lleve más tiempo.
En su ponencia, destacó que a Europa llegan muchos productos catalogados como mexicanos, incluida la tortilla, cuando en realidad son producidos y exportados desde Estados Unidos. El Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM), dijo, lleva casi 20 años de vigencia pero en el intercambio de productos agrícolas no está al nivel que debería porque los alimentos originarios de México no están en los supermercados europeos simplemente por el hecho de que los impuestos y aranceles vigentes para importarlos son muy altos.
Así que la modernización del tratado, dijo el diplomático representa un punto de inflexión en el intercambio comercial bilateral porque se prevé su incremento aunque acotó que aún no se tienen cálculos al respecto.
Durante el seminario, Ricardo Aranda Girard, director general de reglas de comercio internacional de la Secretaría de Economía (SE), explicó que con el TLCUEM actual, vigente desde el año 2000, se liberalizaron muy pocos productos y servicios pero con la modernización del acuerdo “esa deuda se empezó a saldar” al grado que, con nuevas reglas, “se amplía la liberalización inmediata del 86 por ciento de los productos agrícolas y pesqueros” que forman parte del intercambio comercial entre la UE y México.
Productores mexicanos tienen seis meses para prepararse antes de que se se liberalice el comercio de productos y servicios del TLCUEM
Los principales productos mexicanos que conseguirán un mejor acceso a la UE, señaló Ricardo Aranda, son espárragos, plátanos, jugo de naranja, jarabe de agave, miel, especialidades de azúcar, como el piloncillo y carne de res, entre otros. Además México logró con el TLCUEM que se protegieran 20 indicaciones geográficas de diversos productos que van desde el chile chipotle, las berries, el café de Chiapas o Veracruz.
Desde hace varios años Europa importa plátanos pero de otros países de América Latina pero para los provenientes de México el arancel vigente es muy alto y ahora se bajó o equiparó al de otras naciones, refirió el embajador.
Indicó que los países europeos también les interesa colocar sus productos entre los consumidores mexicanos y se prevé que con la modernización del TLCUEM se incrementen las ventas de productos lácteos, chocolate, cebada o carne de puerco. Klaus Rudischhauser ejemplificó que México importa quesos de diverso tipo de Estados Unidos, pero en adelante podrá hacerlo de Europa que tiene gran variedad y tradición en este producto.
Consideró que incrementar el intercambio comercial con la UE, servirá a México en su diversificación comercial y desestimó que las normas fitosanitarias, la distancia o los problemas de logística ente ambas partes resulten un obstáculo.
En su ponencia, el embajador resaltó ante los empresarios y funcionarios asistentes que se cuenta con 6 meses para prepararse y conocer la normatividad que rige para el sector agrolimentario en la Unión Europea, cuyas prioridades son la higiene alimentaria, la salud de animales y plantas así como el manejo de contaminantes y residuos
Ricardo Aranda detalló que en el nuevo TLCUEM, del que se alcanzó “un acuerdo en principio” en abril de 2018 y actualmente se lleva a cabo la revisión legal de los textos, contiene procedimientos más específicos relacionados con equivalencia, regionalización, auditorías y análisis de riesgos, además de medidas sobre bienestar animal y resistencia antimicrobiana que permite a las partes “tener un diálogo constante entre autoridades reguladoras sobre preocupaciones específicas que puedan surgir de medidas sanitarias y fitosanitarias que las partes adopten”.
Frente al panorama comercial actual que “puede parecer delicado y preocupante por las tendencias proteccionistas de algunos socios comerciales, la existencia de una asociación entre México y la Unión Europea es clave y refrenda el compromiso de ambas partes de llegar a entendimientos, asegurar los flujos comerciales y, sobre todo, las reglas de comercio internacional para que los productos lleguen a su destino”, ponderó el funcionario mexicano.
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