EU y China, tendrán que verse las caras en la próxima cumbre del G20 que se realizará en Japón a finales de junio. En ella, ambos países abordarán, nuevamente, unas tensiones comerciales.
Continúan las tensiones entre Estados Unidos y el gigante asiático. La guerra comercial, que sacude nuevamente al escenario económico y político, vuelve a la agenda económica mundial. La Organización Mundial de Comercio, la cual preveía una ralentización en el comercio global por los aranceles, intensifica la desaceleración ante el deterioro en las relaciones comerciales entre ambos países.
Unas tensiones que avivan los efectos de la guerra comercial, poniendo fin a esa cordialidad en las posturas y que ya descontaban el acuerdo inminente. Estamos ante una situación bastante complicada para el escenario que presenta la economía a nivel global. Justo cuando las negociaciones cogían músculo, la nueva oleada arancelaria pone fin a la paz alcanzada, preocupando a los inversores, que muestran su agitación en los mercados.
Y es que, hasta ahora, Estados Unidos ha mantenido una postura de diálogo con el Gobierno chino. Una postura de diálogo que ha llegado a su fin tras las declaraciones de Donald Trump, la pasada semana, en las que anunciaba la imposición de aranceles por valor de 200 mil millones de dólares y que tensan aún más la relación entre ambos bloques económicos.
Ante la nueva oleada de barreras arancelarias, incrementándose para productos de origen asiático en un 150%, China ha endurecido su postura, advirtiendo al presidente Trump de que, de no acabar con la subida continuada de aranceles, la relación entre ambas economías en materia comercial podría llegar a su fin, al menos si el presidente no recula en sus posturas y sigue aplicando trabas a la economía asiática.
A su vez, el Gobierno chino ha anunciado la nueva imposición de aranceles, para el mes de junio, por valor de 60 mil millones de dólares. Para China, como ya le informó a Estados Unidos, la balanza comercial debe estar equilibrada entre ambos países, siendo similares las políticas comerciales de acceso de mercancías. Ante el incremento en los aranceles por parte de Estados Unidos, Shanghái responde con la aplicación de nuevos aranceles que irán desde el 5% al 25% y que comenzarán el próximo 1 de junio.
Estos nuevos aranceles se aplicarán en un total de 5 mil 140 productos y se aplican con el fin de, según China, defender el sistema de comercio multilateral y sus propios derechos e intereses. Para China, la balanza que a priori se decantaba por ellos, ahora se decanta por Estados Unidos y mostrarse impasibles ante la pérdida del liderato en el comercio global no es una opción. China, por ser una economía muy dependiente del comercio, no puede permitírselo.
La economía china es la segunda potencia económica del mundo, por detrás de Estados Unidos. A su vez, es también el país más exportador del mundo, y el segundo más importador, y el que más reservas de intercambio posee en el mundo. La economía china, como digo, es una economía muy abierta, a la vez que dependiente, al comercio exterior. El comercio representa un 38% de su PIB y no deja de incrementarse con el transcurso de los años.
Por ello, con cerca al 40% de su PIB supeditado al comercio y las exportaciones, una paralización del mercado, bloqueando el comercio, le obliga a coger las riendas y realizar acciones en beneficio del país, reorientando las estrategias de negociación con los Estados Unidos, su mayor y principal socio comercial y con el que, históricamente, ha mantenido un superávit de gran magnitud, logrando un récord histórico en 2017 y que databa en los 275 mil 810 millones de dólares.
Para Trump, la decisión del Gobierno chino de contrarrestar con la imposición de aranceles a Estados Unidos no es la decisión correcta. Por esta razón, el presidente ha manifestado su postura a través de un tweet en el que advertía las posibles consecuencias que tendría la aplicación de nuevos aranceles, así como el riesgo que corren aquellas empresas americanas con sede en el país asiático. Por ello, el presidente ha pedido que el Gobierno mantenga su postura inicial.
En los próximos días, tanto Estados Unidos como China, tendrán que verse las caras en la próxima cumbre del G20 que tendrá lugar en Japón a finales de junio. En ella, ambos países abordarán, nuevamente, unas tensiones comerciales que, por ahora, apuntan un fuerte rebrote en materia arancelaria y un robusto bloqueo comercial que agrava el escenario económico, cada vez más debilitado.
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