¿Por qué China, Singapur o Corea del Sur han logrado crecer sus economías de forma extraordinaria? ¿Por qué se han desarrollado? Y, ¿por qué México no ha podido salir del hoyo? 

El caso de China 

Hablar de China en la década de los 50, y hasta la muerte de Mao Tse-Tung, era hablar de pobreza, marginación, hambruna y por razones evidentes, de muy fuertes necesidades para satisfacer a una población que carecía de todo. Poco antes de la muerte del líder de la revolución cultural China en 1976, la renta per cápita china era de 40 dólares al año, la mitad de la renta de India y muy por debajo del promedio mundial, fijado en torno a los 250 dólares.  

Pero algo pasó en China a partir de la muerte del líder máximo, porque de estar entre las economías más pobres del mundo, hoy sin duda es la segunda más poderosa en términos de Producto Interno Bruto (PIB). Desde los 80 es el país que ha tenido un mayor crecimiento económico, con un crecimiento anual promedio del 10 por ciento y se coloca como el centro mundial para la fabricación de todo tipo de productos y es, indiscutiblemente, la mayor potencia industrial y exportadora de bienes y la segunda mayor importadora de bienes en el mundo. Es decir, hoy en día es uno de los principales jugadores en el terreno del comercio exterior y de la globalización.

También se convirtió en una de las sociedades con mayores ingresos per-cápita, por lo que hoy vemos al turista chino en cualquier ciudad cosmopolita, París, Londres, Roma, Sídney, Nueva York y, desde luego, mantienen un mercado interno muy dinámico.

China se transformó para convertirse en una de las naciones con mayor infraestructura moderna en sus principales ciudades y tener un mercado interno de los más dinámicos y exitosos en el mundo.

¿Cómo lo hicieron?

Hay tres elementos claves que explican la gran transformación china:

1) No permitieron la inversión extranjera directa al 100 por ciento. La condición de que siempre fuera en sociedad con un empresario chino, es lo que ha permitido que las utilidades y ganancias de las ventas, principalmente de sus exportaciones, se queden en China.

2) El régimen comunista se mantuvo, pero adquirió importantes variantes en lo que llamaron un “socialismo de mercado”. De esa forma, aunque el control político siguió manteniéndose de forma centralizada, en la economía se generaron muchas libertades, pero con mucho orden y control. Esto permitió entre otras cosas, que los índices de criminalidad bajaran y que la población no se expandiera de forma exponencial, lo que permitió inclusive, quitar la regla de un solo hijo.

3) Estructuraron métodos productivos pensando en el exterior, pero que a su vez impactaran de manera positiva en el interior, con lo cual crearon un mercado muy sólido. Esto se puede observar, por ejemplo, en el hecho de que desarrollaron una industria de vinos o de lácteos y ahora ellos también son importantes consumidores de estos productos que antes no tenían.

En cuestión de medio ambiente, China también ha realizado esfuerzos muy grandes y apuesta por las energías renovables y a la recuperación de su hábitat. Se prevén inversiones de hasta 360.000 millones de dólares para 2020 en fuentes de energía limpia, con lo que el 15% de la energía que consuman será procedente de energías limpias. Se han creado hasta ahora 13 millones de puestos de trabajo por el desarrollo de las energías renovables. Aún más, para el 2050 China prevé que generará más del 85% de su electricidad a partir de fuentes renovables. Es decir, se encuentran un paso adelante, porque ya crearon un mercado eléctrico que impulsará las energías renovables, que creará fuentes importantes de empleo y limpiará a sus ciudades de la contaminación.

¿Y México? 

En México vamos exactamente, en sentido contrario, porque ahora, con la 4T, apostamos, por energías contaminantes, el Estado de Derecho se ve completamente vulnerado y se ha perdido el orden.

Regresamos a las políticas de subsidios que nos llevaron a vivir crisis sistemáticas y al endeudamiento del país. En cuanto a la infraestructura urbana, se encuentra cada vez más deteriorada, y se sigue dando preferencia al uso del auto.

México alberga más de siete mil maquiladoras, sin embargo, no ha permitido el desarrollo de un empresariado nacional, sobre todo de micros, pequeñas y medianas empresas, no se ha instrumentado alguna estrategia que proteja a las empresas nacionales y, por el contrario, no solo las desprotege, sino que, en ocasiones, las políticas que se aplican actúan directamente en su contra. Sobre todo, si se tiene en cuenta que, aun contando con un enorme mercado natural como lo es del de Estados Unidos, que a su vez es nuestro principal socio comercial, nuestras autoridades permitan que se nos castigue en el acero, jitomate, aluminio, etcétera.  

¿Qué hacen ellos y nosotros no? 

Las diferencias entre el modelo chino y el mexicano son abismales y muy evidentes, basta ver, por ejemplo, las ciudades chinas limpias y ordenadas como Shanghái, que tiene el tren urbano más rápido del mundo y corre por un sistema magnético a más de 400 k/h, donde también se encuentra el segundo edificio más alto del mundo, u otras, como la capital de China, que tiene el aeropuerto más grande del planeta, ‘The Beijing New Airport’.

Quizá una de las diferencias más grandes que vemos entre el modelo chino y la 4T, está en el sector energético, mientras China apuesta a un mercado energético y por las energías renovables, lo que lo coloca como el mayor fabricante de turbinas eólicas en 2015, y pone fin a más de 30 años de la supremacía que habían tenido Estados Unidos y Europa en la  industria ,y ser el mayor fabricante en el mundo de paneles solares, en México las cosas van completamente al revés.

Solo hay que ver lo que declaró el director de la CFE, Manuel Bartlett en su conferencia de prensa del pasado viernes, en la que aseguró que cambiará a la CFE de ser una empresa productiva del Estado, a ser una empresa basada en una visión “nacionalista social”, que regrese a la producción monopólica y subsidiaria a la CFE, sin subastas de renovables y regresando al carbón como medio primario para la generación de energía eléctrica.

Es decir, China abrió un mercado de renovables que hasta la fecha ya les generó más de 13 millones de empleos y grandes coinversiones privadas nacionales y extranjeras, que además ha dinamizado el mercado interno y los ha llevado a competir en el exterior frente a las dos más importantes potencias como son Norteamérica y Europa, y que además los convertirá muy pronto en una de las naciones más limpias del mundo.

Para llegar a este punto China no ha dejado el modelo de izquierda. Quizá sería conveniente que alguien se lo diga al expriísta Manuel Bartlett, que le expliquen que la apertura de los mercados, con orden y disciplina, ayuda a la nación, y que no significa entregarla y hacerla dependiente.

No vemos camino 

México no avanza, se encuentra entre la corrupción e ineficiencia heredada de las administraciones anteriores, de si fue por un estatismo a ultranza que se generaron deudas y crisis económicas o porque su contraparte, el neoliberalismo, dio el mismo resultado. El caso es que ambos modelos no funcionaron en nuestra nación, mientras tanto vemos como los “tigres asiáticos” algo hicieron bien y fue lo que los colocó en las grandes ligas.

Categorías: Comercio Exterior

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